No tengo lágrimas para derramar por ti pero tampoco tengo un mal corazón para odiarte. Los hechos y el tiempo me demostraron quien eras realmente aunque lamente que seas así, lo acepto ya que cada uno tiene su manera de ser. A algunos les parecerá errónea a otros no, pero somos como somos y nadie va a poder cambiarnos ni para bien ni para mal salvo nosotros mismos con nuestros pensamientos y acciones.
Somos quienes queremos ser.
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